Inauguració de la Reforma: el naixement de la Via Laietana


Acta de la inauguració oficial de la Reforma Interior de Barcelona, presidida pel rei Alfons XIII, l'Ajuntament de la ciutat, autoritats i corporacions oficials, i amb molta concurrència de públic. Aplegats al carrer de la Reina Regent, el secretari de l'Ajuntament llegí els acords municipals relatius a l'execució de la Reforma segons el projecte d'Àngel Baixeras aprovat pels Reials Decrets de 12 d'abril de 1887 i 16 de juliol de 1889. Seguidament, l'alcalde Sanllehy pronuncià un discurs, contestat per un altre d'Antoni Maura, president del Consell de Ministres. Després, la comitiva s'adreçà a la casa núm. 71 del carrer Ample, on el rei enderrocà les portes declarant començades les obres de la Reforma Interior de Barcelona. La present acta és redactada perquè, dipositada a l'Arxiu Municipal de la ciutat, hi consti en tot temps la memòria de l'esdeveniment. Hi ha la signatura del rei Alfons XIII i d'altres autoritats assistents. (10-03-1908) (AMB)


A començaments del segle XX, Barcelona vivia un moment d’intensa transformació. La ciutat antiga, amb els seus carrers estrets i tortuosos, començava a sentir la pressió del creixement industrial i del trànsit modern. Feia dècades que es parlava d’una gran “Reforma Interior” que havia de sanejar i modernitzar el nucli vell, i finalment, l’any 1908, aquell vell projecte es va fer realitat.

El 10 de març de 1908, la ciutat va viure una jornada solemne: la inauguració oficial de les obres de la Reforma, amb la presència del rei Alfons XIII, de les autoritats locals i del govern central. En un acte carregat de simbolisme, es va signar l’acta inaugural i es va procedir a l’enderroc de les primeres cases al carrer Ample, 71, el punt d’inici del que havia de convertir-se en la Via Laietana, la nova artèria que uniria el cor de la ciutat amb el port.

Aquell moment representava molt més que un simple canvi urbanístic: era la fi d’una Barcelona medieval i el naixement d’una ciutat moderna, oberta, ambiciosa i alineada amb les grans capitals europees. Tot i això, darrere d’aquesta modernitat s’amagava també la pèrdua de nombrosos carrers, places i edificis plens d’història, dels quals avui només en resta el record i la memòria gràcies a testimonis com aquest article.

A continuació, reprodeixo íntegrament el relat de la inauguració de la Reforma, tal com va ser publicat, per conservar la seva fidelitat i el testimoni històric d’aquell moment.

"Desde mucho antes de la hora designada para la inauguración de las obras de la reforma, con objeto de evitar el acceso del público por la calle Ancha a la de la Reina Regente, estacionáronse en los cruces de los dos callejones situados antes y después de la misma, parejas de la guardia municipal montada y de a pie, que impidieron el tránsito por dicho trayecto. 

Las mismas precauciones se adoptaron a la entrada de la calle de la Reina Regente por la del Consulado. 

Las tribunas, que eran cinco, hallábanse instaladas en el trozo abierto de la calle de la Reina Regente, comprendido entre la Ancha y la del Consulado. 

A la derecha, entrando por la calle Ancha, alzábanse primero la tribuna regia y al lado la de las autoridades; a la izquierda otras dos destinadas a los invitados, y un poco más baja, y frente a la real, la reservada para los periodistas.

En el cruce de la calle de la Reina Regente con la del Consulado veíanse dos mástiles con gallardetes, y frente a la casa número 71 de la calle Ancha, propiedad del marqués de Monistrol, con cuyo derribo habían de inaugurarse las obras de reforma, otros dos rematados por gallardetes que sostenían un cartelón encuadrado por una guirnalda de follaje, donde se leía: "calle de la Reina Regente", y en los que se destacaban otros dos cartelones con los nombres do Cerdá y Baixeras, autor uno del proyecto de Ensanche y el otro de la Reforma interior, y a quienes puede considerarse como propulsores del desarrollo de Barcelona. 

De los referidos carteles pendían cintas blancas y amarillas y el pie de los mástiles hallábase cubierto con hojas de palma. Tres pendones, dos con el escudo de Barcelona, y el tercero, que ocupaba el centro, con los colores de la bandera española, colgaban de la cornisa del edificio citado, y los balcones del piso principal y del entresuelo se hallaban adornados con colgaduras. 

El palco regio consistía en una marquesina, formada con tela de listas rojas y blancas y sostenida por mástiles, con gallardetes y flámulas de los mismos colores y de los nacionales.

El palco se hallaba adornado con macetas de plantas, lo propio que las entradas de la calle.

En la tribuna, a la que daba acceso una gradería, cubierta de una alfombra roja con cenefa dorada, había varios sillones destinados al Rey, a los ministros, a las primeras autoridades, a los altos personajes palatinos que acompañan a Don Alfonso, a las representaciones del Ayuntamiento y de la Diputación provincial y a los senadores y diputados a Cortes. 

Las demás tribunas se hallaban cubiertas con paños de peluche amarillo adornados con guirnaldas de follaje. 

La instalación de la tribuna regia se efectuó bajo la dirección del arquitecto señor Sagnier y con la cooperación del adornista señor Viñals y del director del Parque y jardines del Ayuntamiento señor Tobella.

En la escalinata de la tribuna regia daban guardia de honor individuos de la municipal montada, vistiendo uniforme de gran gala, y desde la calle del Consulado a la Ancha formaban fuerzas de la urbana.

Distribuidas en el trayecto de la calle de la Reina Regente se hallaba la banda municipal, las de los Talleres Salesianos, Casa de Caridad, Asilo Naval y la del regimiento infantería de Alcántara. 

A la llegada del cardenal-obispo de la diócesis, que acompañado de sus familiares entró por la calle Ancha, resonaron algunos aplausos.

Después del cardenal, a las once y media, llegó el Ayuntamiento en corporación representado por el alcalde y los concejales.

Llegada del rey

A las doce y diez minutos los acordes de la Marcha Real ejecutada por las bandas de música y las aclamaciones del público anunciaron la llegada del Rey. 

Desde las tribunas y desde las ventanas, balcones y azoteas de las casas que dominan la calle de la Reina Regente, el público, en el cual predominaban las señoras, agitaba sin cesar los pañuelos, vitoreando a Don Alfonso, quien de pie en el coche y saludando militarmente, agradecía las muestras de afecto de la multitud. 

Inmediatamente el alcalde, al frente de la representación del Ayuntamiento, se adelantó hasta la calle del Consulado a recibir al Rey, a quien dirigió una breve salutación, correspondiendo Don Alfonso en términos por demás afectuosos. 

El Monarca estrechó efusivamente la mano del señor Sanllehy y de cada uno de los concejales que componían la representación del Ayuntamiento y acompañado de ellos y de la Diputación provincial se dirigió a la tribuna entre los aplausos del público. 

Don Alfonso, en cuyo semblante se reflejaba viva satisfacción por la acogida calurosa de que era objeto, ocupó la presidencia, sentándose a la derecha de él el señor Maura con uniforme de gala y el cardenal doctor Casañas, y a la izquierda el ministro de Marina, de uniforme también, y el alcalde señor Sanllehy, quien ostentaba la banda y cruz de Isabel la Católica. 

Detrás del monarca, a derecha e izquierda del sillón por él ocupado, veíanse al duque de Sotomayor y al general Echagüe. 

Además de las primeras autoridades ocupaban la tribuna regia el Ayuntamiento, la Diputación provincial, los diputados a Cortes por Barcelona señores Cambó y Puig y Cadafalch, el marqués de Comillas, en representación del Banco Hispano-Golonial, y otras significadas personalidades. 

Preliminares 

Empezó el acto con la lectura, por el secretario del Ayuntamiento, señor Gómez del Castillo, de los extractos del acuerdo del Ayuntamiento, fecha 28 de marzo de 1907, aprobatorio del contrato de reforma interior, del presupuesto extraordinario para la realización del proyecto y emisión de los bonos de Reforma, de la real orden de 23 de julio último aprobando el contrato, y del acuerdo adoptado por el Ayuntamiento en 20 de febrero próximo pasado, en virtud del cual se autorizó al alcalde para señalar el día de la inauguración de las obras.

Habla el alcalde 

Después de la lectura de los aludidos acuerdos, se levantó el señor Sanllehy, pronunciando el siguiente discurso:

"Señor.—Señores: 

Habéis demostrado, Señor, gran interés en venir a honrar un acto que es el más intenso de la vida municipal de nuestra ciudad; debemos mostraros nuestro más sincero y profundo agradecimiento. 

La grandiosa obra de la reforma de la Barcelona antigua, de la que aún no hace cuarenta años era por sí solo toda la ciudad, es una obra de gran empuje, sin precedentes en otras ciudades que, no siendo capitales, no han podido contar, como en ésta, con el auxilio del Estado. 

El Ayuntamiento ha consagrado su inteligencia y actividad en elaborar esta gran obra, con trabajos incesantes por largo espacio de tiempo, y un Banco esencialmente catalán, el Banco Hispano Colonial, se ha sentido arrastrado por el amor a la ciudad y ha venido en auxilio del Ayuntamiento.

En la elaboración de este convenio con dicho Banco, han tomado parte todos los concejales en distintas comisiones, los actuales y los que han dejado de serlo, lo mismo que mis ilustres predecesores, y han sido la ponencia y alma del mismo, Abadal, aquí presente, antes concejal y hoy senador, y Bastardas, que forma aún parte de nuestra corporación municipal, y que tengo el sentimiento de que no esté aquí hoy entre nosotros. 

Este convenio constituye por si solo un monumento de estudio y de previsión, y tengo la seguridad que será en el porvenir un documento histórico que honrará la vida municipal de nuestros días. 

Dentro breves momentos va a empezar el derribo de seis casas, con activa rapidez seguirán otras cuatrocientas más, que será necesario derribar para usar esta primera vía, denominada hasta ahora por nosotros sólo con el nombre de vía A. 

Confiamos, Señor, con viva y legítima esperanza, fundados en la vida intensiva de nuestra ciudad, que a esta vía seguirán las demás, y que en plazo relativamente breve surgirán esas nuevas grandes vías proyectadas, como ha surgido, sin apenas habernos dado cuenta, y en el espacio de poco más de treinta años, nuestro extenso y grandioso Ensanche, como surge hoy casi por encanto la agregación de hecho de los pueblos vecinos, que al unirse a la urbe madre, vienen en su conjunto a constituir nuestra hermosa gran ciudad. 

¡Conciutadans, visca Barcelona! 
¡Visca el Rey!"

Los vivas fueron contestados con entusiasmo por el público. 

El Rey y el presidente del Consejo de ministros escucharon atentamente el discurso del señor Sanllehy, haciendo señales de aprobación en los párrafos más culminantes del mismo.

El señor Maura

El presidente del Consejo contestó al señor Sanllehy con breves y elocuentes palabras. 

Empezó diciendo que, al igual del árbol pletórico de savia que echa nuevos y vigorosos brotes y rompe en rica y abundante eflorescencia, Barcelona, que está llena de vida, necesita realizar su reforma, sustituyendo por grandes vías las calles estrechas de la ciudad antigua.

Añadió que actos como el que se estaba celebrando son de aquéllos que siempre se presencian con júbilo, y acabó diciendo que el Rey ha venido a Barcelona para asociarse con amor y orgullo, él y el gobierno, a esta gran obra de la reforma interior, que representa el engrandecimiento de la ciudad.

La ceremonia 

Después del discurso del señor Maura, el Rey, acompañado del presidente del Consejo de ministros, del alcalde y demás autoridades, se dirigió a la casa número 71. Allí el señor Sanllehy le hizo entrega de una piqueta y una palanqueta. 

Las referidas herramientas han sido construidas en los talleres municipales, y son de acero empavonado; la piqueta tiene un mango de madera de acacia y en la parte metálica aparece incrustada en oro la siguiente inscripción: 

"Reforma interior de Barcelona, inaugurada por S. M. Don Alfonso XIII en 10 de marzo de 1908."

Una vez abiertas las puertas del edificio, el Ayuntamiento tomó posesión de él y Don Alfonso derribó una de las piedras del portal, que había sido previamente socavada. 

Seguidamente el monarca, el señor Maura, el alcalde y demás autoridades firmaron el acta de la ceremonia que extendió el secretario del Ayuntamiento. 

La pluma con que firmó el Rey es de oro, elevándose su coste a 510 pesetas. Mientras se firmaba el acta desfilaron ante la tribuna regia los operarios de las seis brigadas municipales, precedida cada una de ellas por un individuo que llevaba un cartelón con el nombre de la calle y el número de la casa cuyo derribo empezó ayer, y que son las seis que a continuación se expresan: 

Ancha, 71 y 77; Jupí, 14; Arco de Isern, 8; Manresa, 2, y Basea, 11. 

Acompañaban a las brigadas, compuestas de veinte operarios cada una, dos carros, uno reproducción de los antiguamente llamados de carreras, del que tiraban seis mulas con jaeces de seda y oro,y guiado por un mayoral y un postillón con los trajes de aquel  tiempo, y el otro una tartana, con la caja y el costillaje del toldo cubiertos de flores y follaje, formando caprichosos y originales dibujos. Atado a la caja del primero, iba un mastín. Los citados vehículos conducían las herramientas destinadas a los obreros, que ayer mismo empezaron su tarea de derribo. 

Durante el desfile la banda municipal interpretó la marcha de Don Juan II. 

A la una menos cuarto, terminada la ceremonia, se retiró el Rey, con el señor Maura y sus acompañantes, dirigiéndose a la Capitanía general entre los aplausos del público. 

Después de la recepción celebrada en la Capitanía general, S. M. el Rey se dignó recibir en audiencia particular a una comisión de obreros, que le fue presentada por los señores don Gustavo Peyra y don Marcelino Pairó, la cual entregó a S. M. el proyecto de reglamento de una agrupación con objeto de recoger fondos para la edificación de una barriada obrera, idea que vio con agrado el monarca, aceptando la presidencia de honor, interesándose para que el gobierno preste su apoyo para el desarrollo de este proyecto. Los comisionados salieron de la audiencia sumamente complacidos por la benévola acogida que S. M. les dispensó, esperando de ella excelentes resultados para el desarrollo de la agrupación que representan, titulada,: "El Bienestar de! Obrero"."

Font consultada: La Vanguardia. 11 de març de 1908.


Alfons XIII inaugurant les obres de reforma de la Via Laietana. Tribuna presidencial amb assitència de l'alcalde de Barcelona Domènec Sanllehy entre d'altres autoritats. (10.03.1908) Autor: Frederic Ballell Maymí. (AMB)

Acte inaugural de les obres de la Reforma de la Via Laietana en el qual simbòlicament es va fer caure la primera pedra de la casa del carrer Ample 71, que és on comença la Via Laietana. L'acte fou presenciat pel rei acompanyat del president del govern, l'alcalde de Barcelona i altres autoritats. (10.03.1908) Autor desconegut. (AMB)
El rei Alfons XIII examinant els plànols de les obres d'obertura de la Via Laietana. Diverses personalitats i molts curiosos observant. (10.03.1908)  Autor: Frederic Ballell Maymí. (AMB)
Inauguració de les obres d'obertura de la Via Laietana. Passant les brigades d'obrers. (10.03.1908)
Autor: Frederic Ballel Maymí. (AMB)

Inauguració de les obres d'obertura de la Via Laietana. El secretari de l'Ajuntament llegint els acords referents a l'acte. (10.03.1908) Autor: Frederic Ballell Maymí. (AMB)

Inauguració de les obres d'obertura de la Via Laietana. Desfilada de la comitiva oficial.(10.03.1908)
 Autor: Frederic Ballell Maymí. (AMB)




Comentaris

  1. Pues compruebo que una rama de mis antepasados formaron parte de los 10.000 deshalojados de su vivienda ya que fue derribada en la primera fase (vivienda muy precaria casi seguro. A ver si encuentro más datos sobre estas viviendas en aquel tiempo).
    Muchas gracias por la labor de salvaguardar toda esta información y compartirla.

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